miércoles, 22 de diciembre de 2010

"El cerebro es un idiota"



...Uno se vuelve un estúpido racionalista que piensa que el cerebro lo sabe y lo entiende todo, se olvida completamente de la magia- ¡Caramba! Yo para escribir cada vez que me apoyo en el cerebro, ¡suelo! Porque el cerebro es un idiota, el cerebro, ¿qué quieres que te diga? Es el chilango arrogante que llevamos por dentro, el porteño, llámalo como quieras, ése es el cerebro; a mí [por ejemplo] me ha costado muchos años hacerme de vuelta a la idea de trabajar y vivir con el instinto.
¿De qué se trata Puedo explicarlo todo?
Es una historia de complicidades y de sentimientos, una novela donde hay un permanente ingrediente de osadía irresponsable, creciente y sin destino, donde los personajes abusan permanentemente unos de otros y creen siempre saber más unos que otros, una historia de rencores, de dolor, de humor negro, kilos de humor negro, cuesta trabajo, tú crees que es fácil, cuesta trabajo decir qué es una novela, una novela que todavía hace un mes y medio yo estaba corrigiendo, yo seguía corrigiendo; ya casi se la llevaban a la imprenta y yo terco cambiando comas y puntos. Entonces, te digo, me cuesta mucho trabajo explicar en muy pocas palabras qué es esta novela, porque han sido tantas historias y están engarzadas unas con otras. [...] Todavía estoy viviendo una gran incertidumbre sobro la novela y todavía tengo asombro frente a ella y no acabo de creer que pude terminarla. Nunca una novela, una historia, una escritura de lo que sea, una pieza literaria me costó tanto trabajo como ésta. Es una novela que puso en tela de juicio todas mis capacidades narrativas, y en ese sentido tengo con ella una relación de amor-odio. Me dejaste solo, miserable, me hiciste pasar unos días negros, me hiciste perder cantidad de alegrías, cantidad de recompensas, me hiciste perder el amor, me hiciste infeliz, pero al mismo tiempo me diste una cantidad de gasolina que nunca te voy a poder pagar

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