- Querría que los chavales que leen este libro se sintieran identificados con mi héroe, un héroe sin poderes sobrenaturales, un héroe que no es ni el más listo, ni el más fuerte, que no es un líder. Lo que sí tiene es conversación, sentido del humor y ganas de conocer su inmenso mundo, un barrio llamado Carabanchel. Creo que es lo que uno desea en un compañero de viaje. También estoy segura de otra cosa, que Manolito existía antes de existir en este libro, que estaba esperando a que alguien fuera a descubrirlo: ese descubrimiento sólo podía hacerlo yo porque Manolito se parece mucho a alguien que yo fui hace algunos años y que sigo siendo hoy a ratos cuando me dejan.
- Después de tres años de trabajo intenso, no puedo ni yo misma distinguir qué es real o qué es ficción en esta novela. Digamos que utilicé mi vida como materia prima. Y sólo la pude escribir ahora, con la visión que te da la madurez. Porque he retratado la intimidad femenina y, para eso, tienes que haberla vivido.
martes, 26 de octubre de 2010
La mamá de Manolito Gafotas
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