viernes, 1 de octubre de 2010

Marilyn Monroe leía y escribía de manera compulsiva desde su adolescencia...

“La imagen que Marilyn ha dejado de sí misma esconde un alma que pocos sospechaban. De gran belleza, es un alma que la psicología barata calificaría de neurótica, como
se puede calificar de neurótico a todo el que piensa demasiado, a todo el que ama demasiado, a todo el que siente demasiado”.




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