Autoentrevista
¿Tienes algún método de trabajo?
Si me fuerzo a buscar uno podría ser la obsesión, la obsesión, la obsesión.
2% de la población mundial sufre trastornos obsesivos compulsivos. ¿Escritura y obsesión van de la mano?
No sé, pero me atrevería a apostar que 1.99% de ese 2% corresponde a gente que escribe. Quizás sin ese toc, toc, toc, no habría literatura. O no, al menos, literatura de a de veras. Pero como no dispongo de cifras que respalden mi apuesta me limito a pensar que la obsesión es una escopeta. A veces cargada, a veces vacía.
Chéjov decía que si al inicio de un cuento había una escopeta, ésta debía ser disparada.
Chéjov decía poco, pero lo decía al hueso. Decía que había que escribir una obra donde la gente entrara, saliera, almorzara, hablara del tiempo, jugara a las cartas; que todo fuera en escena igual de complejo e igual de sencillo que en la vida: "La gente está almorzando -almorzando nada más- y, entre tanto, cuaja su felicidad o se desmorona su vida". Así de simple y así de complejo. Chéjov decía también que en un cuento es mucho mejor quedarse corto que decir demasiado. Y ése sí que es disparo.
martes, 23 de noviembre de 2010
“…la obsesión es una escopeta. A veces cargada, a veces vacía”
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